El retorno del niño !


Construía cabañas en los arboles y montaba bicicleta en el bosque... Dirían que todos los niños hacen eso. En realidad como todo en la vida la diferencia se encuentra en cómo lo haces y con quién. En mi caso, quizás por ser medio intenso, era más que un juego o de alguna manera el juego para mi siempre ha sido más en serio que cualquier otra cosa.

La construcción de cabañas se convirtió en mi pasión por la arquitectura y el diseño de interior pero en su expresión más orgánica en una relación estrecha con la naturaleza.
A través de la bici volvió el niño que era y tomó el control. Hace un par de años volví a montar bicicleta después de 20 años perdido en el laberinto del mundo « profesional » y muy pronto me quedó claro; que no volveré a dejar de montar ¡jamás! 
#ridersforever Para lograrlo no basta con comprar la mejor bici, ni con armar un coro sano de deportistas extremos. Hay que construir un ¡Gravity Bike Park! y dedicarme a eso.

Trillos diseñados, construidos, mantenidos para mountain bike de descenso. Diferentes niveles de dificultades y estilos de ride. Flow, tech, slope style, downhill, enduro... mi preferido, free ride. Un lift para poder aprovechar el día y progresar de verdad en las bajadas repetidas. Unos peraltes más altos que uno para mantener la velocidad y sentir la fuerza centrifuga ; unos puentes y drop de madera que dan ganas de tomarse fotos sentado ahí ; unos segmentos que nadie puede pasar sin sudar la primera vez ; unos features tan peculiares que vendrán los gringos a visitar ; unos saltos que permiten no solo volar y tocar el cielo cada 10 segundos pero también sacar tricks de pros ; una línea que no requiere ni frenar ni pedalear ; un camino con buena pendiente para subir pedaleando sin morir ; sombra en el 70% de los trillos y un equipo de apasionados para mantener todo eso como el primer día y mejorarlo cada día más. Ningún vehículo de motor, peatón o vaca en los trillos...

Chozas y cabañas con launch drop hacia los trillos para poder quedarse a dormir abrazando la bici de un día para otro.

Una cafeteria con terraza para tomarse una batida con proteína antes de montar y una hamburguesa bio con una fría después de bajar 12 veces los 600 metros de desnivel con el coro. Un bike shop al pie de los trillos para lavar y/o dar mantenimiento a la bici para seguir el día siguiente. Un parqueo con seguridad dentro del recinto. Baños y duchas para no convertirnos en salvajes y poder seguir con el coro de noche en la terraza cerca de la fogata o volver a la ciudad al medio día sin tener que pasar por casa. Un sendero para hiking y una área de yoga para que las parejas puedan acompañarnos y disfrutar del lugar.

En fin, un paraíso de riders... aquí, cerca, a 70 Km de Santo Domingo pero de fácil acceso desde Santiago...

¿Pido mucho? ó ¿Hay que apuntar a las estrellas para llegar a la luna?

Si crees que se puede ó si, como yo, consideras que lo necesitamos, puedes sumarte al proyecto como futuro socio del club, como inversionista, patrocinador o hacer una donación. También tenemos un sistema de apoyo por la compra de productos de la marca, empezando con unos Tshirts que te encantaran.

¡¡Te esperamos para compartir este sueño juntos!! Se llama Taikú.

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